Cómo sería la Intervención Militar

 

20 Mar, 2019 – Muchos nos hemos preguntado por qué Guaidó no acaba de solicitar la ayuda militar proveniente de EE.UU., solicitándole a la asamblea nacional que invoque el numeral 11 del Art. 187 de la constitución nacional bolivariana, pero la respuesta a esa pregunta no es tan-tan sencilla.

En primer lugar, podríamos pensar que a Guaidó y su combo, NO LES INTERESA defenestrar al madurismo en Venezuela, si no plegarse a él… convivir, conchupar: ¡cohabitar!

Desde que murieron a Chávez en Cuba, en diciembre de 2012, los Castro le dieron a Maduro las herramientas para engrandecer al madurismo… al tiempo en que intentaban desaparecer al chavismo.  Eso generó lo que se conoce hoy como el “chavismo originario”, sobre el cual hemos escrito muchos artículos.   Según esta teoría, el “chavismo originario” ha logrado presionar al madurismo con la ayuda del mundo, para lograr un “gobierno de coalición” o de “amplia base”, donde se equiparen los poderes de una manera igualitaria entre las dos facciones: el madurismo y el chavismo.

Esa es una respuesta válida, pero no sería la única.  Existe otra con mucho peso y tiene que ver con los intereses estadounidenses o, mejor dicho, con los cálculos bélicos de quienes manejan la política exterior (¿militar?) de Estados Unidos de América.

Todas las opciones están sobre la mesa

Una y otra vez, Donald Trump ha reiterado, retóricamente, que Estados Unidos no descarta una intervención militar en Venezuela. Por el momento, es sólo una opción. El gobierno norteamericano viene aplicando una fuerte presión sobre la tiranía de los Castro en Venezuela, por medio de sanciones económicas y de la vía diplomática. Ya más de 50 países se unieron para reconocer a Juan Guaidó como presidente interino. Pudiéramos creer que esta presión externa e interna ha golpeado al régimen castro-madurista, pero no lo suficientemente como para lograr el objetivo de Washington: derrocar a la dictadura y restablecer la democracia.

La posibilidad de una incursión militar tiene, tanto en Estados Unidos como a nivel internacional, sus adherentes y sus detractores. La única certeza es que ni unos ni otros tienen claro cómo se desarrollaría una eventual intervención.

Frank Mora, director del Centro Latinoamericano y del Caribe Kimberly Green (LACC, por sus siglas en inglés) y ex oficial del Pentágono durante la gestión de Barack Obama, explicó en un artículo publicado en Foreign Affair, cómo sería una intervención militar en Venezuela por parte de Estados Unidos.

 

 

 

Si finalmente Trump decidiera hacer uso de la fuerza para terminar con el régimen de los Castro en Venezuela, Mora sostiene que existen “dos formas plausibles“. Una sería a través de una serie de bombardeos de precisión; la otra, una invasión a gran escala“.

Para que los ataques aéreos den resultado, tendrían que destruir la infraestructura militar, de seguridad y económicadel régimen de Maduro. Según Mora, el objetivo sería destruir la capacidad de la dictadura de reprimir a su pueblo y, a su vez, empujar a los militares a desertar.

Aunque reconoció que este tipo de intervención suele presentarse como la alternativa más rápida, barata, segura y efectiva, también puede ser “impredecible” y con una capacidad limitada para dar forma a los resultados políticos.

En ese sentido, puso como ejemplos las operaciones llevadas a cabo por Estados Unidos en Libia (2011) y en Yugoslavia (1999).

 

 

En el caso de Libia, los bombardeos duraron unos siete meses.  El principal objetivo – la caída del régimen de Muammar Khadafi – se logró. Pero, por el otro lado, el país quedó inmerso en un gran caos.   En resumen, la intervención logró su objetivo limitado“.

En Yugoslavia, Mora reconoció que la campaña fue “más exitosa”. En los tres meses de operaciones, los bombardeos lograron golpear significativamente la capacidad del ejército yugoslavo y ayudaron a establecer un marco político supervisado por la ONU, pero el problema con Venezuela es que en la ONU no se ha logrado un consenso para intervenir, militarmente, a ese país.

El ex oficial del Pentágono detalló cómo sería el despliegue militar de las fuerzas norteamericanas para derrocar a los Castro en Venezuela.

En primer lugar, necesitaría colocar un portaaviones en la costa de Venezuela para imponer una zona de exclusión aérea y atacar objetivos militares e infraestructura militar. Desde esa base, o desde un país aliado, deberían despegar aviones tácticos de ataque y otros no tripulados. También se utilizarían submarinos para lanzar misiles Tomahawk contra “objetivos militares, como bases aéreas, instalaciones de defensa aérea y centros de comunicaciones, comando y control“, así como armas cibernéticas con el fin de “manipular, degradar y destruir las defensas de Venezuela“.

Mora analizó los dos posibles escenarios ante una intervención de este tipo. En el mejor, los primeros bombardeos provocarían una rápida deserción de los militares venezolanos y se evitaría así una gran escalada de violencia. En elpeor de los casos: los ataques aéreos se prolongarían durante meses:El resultado sería la anarquía. Miles de civiles muertos, destrucción total de la economía y las milicias chavistas patrullarían las calles, en coordinación con grupos criminales, causando estragos… sin tomar en cuenta los cuadros paramilitares provenientes de todos los países mencionados arriba.

 

 

Este último escenario forzaría, casi con seguridad, a Estados Unidos a enviar tropas a suelo venezolano para desalojar a las fuerzas militares y a los grupos paramilitares que responden al régimen.  Mora estimó que, a raíz de la dificultad de la operación y la complejidad de la geografía del país, las tropas norteamericanas podrían permanecer en Venezuela mucho tiempo más que los pocos meses que tenían previsto.

Por ese motivo, Trump podría inclinarse por impulsar desde el comienzo una invasión terrestre, acompañada de bombardeos. Para ellose necesitarían al menos 150.000 uniformados para hacer frente a las 160.000 tropas regulares de Venezuela y los más de 100.000 paramilitares que defienden al régimen de los Castro en ese país sudamericano.

El director del Centro Latinoamericano y del Caribe Kimberly Green recordó las últimas intervenciones militares de Estados Unidos. En Afganistán (2001) e Irak (2003), las tropas debieron permanecer durante casi 20 años.  Mientras que en Panamá (1989) – la última que se dio en la hispano América –, aunque la invasión duró apenas 42 días, las operaciones militares se prolongaron por cuatro años y medioUna invasión de Venezuela requeriría muchas más tropas y duraría mucho más tiempo“.

 

 

Ante una eventual intervención terrestre, Mora también analizó los dos escenarios posibles.  En el más exitoso, el ejército venezolano se retiraría rápidamente y Maduro y su círculo más cercano huirían sin luchar; y las fuerzas de seguridad cubanas y rusas – aliadas de la dictadura – abandonarían sus puestos. Tras el colapso de la tiranía, Estados Unidos mantendría sólo un número limitado de soldados para apoyar a las fuerzas venezolanas a restablecer el orden. No obstante, también existe la gran posibilidad de que las cosas no se desarrollen tan fácilmente. En el peor escenario las fuerzas norteamericanas derrotarían a las venezolanas, pero luego deberán hacer frente a los paramilitares maduristas, insurgentes colombianos, grupos criminales y ex miembros del ejército; todos ellos asistidos y apoyados por Cuba y Rusia. Ese panorama complicaría aún más la ya alarmante situación que atraviesa el país caribeño, por lo que los militares de Estados Unidos tendrían que permanecer durante años hasta que un nuevo gobierno pueda mantener el orden.  No existe un estimado de tiempo al respecto.

En cualquier escenario, sostuvo Mora, Estados Unidos debería hacer frente a “una campaña larga y difícil para estabilizar a Venezuela“. Además, toda operación militar “costaría vidas, dinero a los estadounidenses y perjudicaría la posición de Estados Unidos en América Latina“.

Casi con seguridad se vería afectado por una campaña larga y difícil para estabilizar a Venezuela después de que terminara la lucha inicial. Tal compromiso costaría vidas y dinero a los estadounidenses y perjudicaría la posición política de Estados Unidos en América Latina.

“No existe una acción militar sin riesgo”, concluyó Mora.

Estados Unidos no toma en cuenta a los payasos de las fuerzas armadas venezolanas.  Esos no cuentan.  Quienes cuentan son “los otros” y los 11 millardos de dolares que Venezuela ha invertido en armamento defensivo de primera generación rusa: ¡operados por mercenarios rusos!

A raíz de la intervención armada en Granada y en Panamá, los Castro aprendieron.  Lo primero que hicieron en Venezuela fue repartirla a los “aliados”: rusos, chinos, iraníes y turcos.  Todos esos “aliados” están comiendo cochino del bueno en Venezuela y no son payasos.

En adición a esos “aliados”, los Castro les ofrecieron a las FARC y al ELN un territorio de “distensión”.  Un lugar al cual correr en un momento dado y donde poderse reagrupar para restablecer fuerzas.

Como si todo esto fuese “pecata minuta”, les ofrecieron a los musulmanes un santuario donde entrenarse… donde lavar dinero y vivir sin preocupaciones, disfrutando de las playas de la Isla de Margarita, un territorio que ya pareciera ser totalmente musulmán.

Los cuadros de inteligencia de Estados Unidos tienen años… décadas, conociendo de esta estrategia castrista y han perdido demasiado tiempo.  El tumor ha crecido de tal forma que hoy ya pareciera bastante difícil de erradicar.

 

Miami 20 de marzo de 2019

Robert Alonso

Robert Alonso Presenta

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