Por qué las protestas no sirven

No sé si es por inexperiencia, por brutalidad, por sus malas intenciones, siguiendo órdenes “superiores” o por desconocimiento total de lo que está haciendo para, supuestamente, liberar a Venezuela del narcocastro-estalinismo internacional, pero todo lo que contempla Juan Guaidó (quien NO ES PRESIDENTE ENCARGADO DE VENEZUELA ni la cabeza de un machete… aceptado por él mismo al firmar el decreto-ley de la transición, el 5 de febrero de 2019) para lograr el fulano “cese de la usurpación”, es como pretender apagar un fuego echándole gasolina.

Básicamente, Guaidó en su “Operación Libertad”, contempla cuatro “acciones de lucha”: 1. Las protestas; 2. Los cacerolazos; 3. Las marchas y 4. Los pancartazos.  Todas esas cuatro “acciones” se confunden en UNA SOLA: ¡la protesta!

Al final del día, para Venezuela y para los venezolanos, los escenarios de lucha son dos: 1. La guerra tradicional clásica, sea por la vía de una implosión militar o una intervención extranjera y 2. La guerra de resistencia cívica que vaya de la no-violencia a la violencia más absoluta.  En ninguno de los dos escenarios se contempla LA PROTESTA.

La protesta es una REACCIÓN DEFENSIVA, contraria a todos los postulados de la VERDADERA RESISTENCIA.  Apelar a la protesta como método de lucha, e – incluso – de presión contra una tiranía como la narcocastro-estalinista que desintegra a Venezuela, raya en la inocencia, en la acefalía o EN LA TRAICIÓN MÁS MISERABLE.  ¿Se imaginan a Churchill sugiriéndoles a los británicos que hicieran pancartas y salieran a las calles con sus cacerolas para protestar por los bombardeos que Londres recibía de Adolfo Hitler durante a II Guerra Mundial?  Inimaginable: ¿verdad?  Bueno, eso – más o menos – es lo que este payaso que se autoproclamó “presidente encargado de Venezuela” (cuando él sabe que NO LO ES) está haciendo cuando sugiere que cada vez que se vaya la luz o el agua, los venezolanos tomen sus calles con pancartas y cacerolas para protestar.  Mientras tanto, Maduro y el resto de sus hienas duermen tranquilos: ¡sin novedad en el frente!

Para los VERDADEROS movimientos de resistencia, las REACCIONES DEFENSIVAS son anatema: ¡lo peor que se puede hacer!  No se debe protestar… no se debe denunciar al régimen.  Ambas acciones son REACCIONES DEFENSIVAS.  Lo que procede son ACCIONES OFENSIVAS y entre ellas están los TRANCAZOS SOSTENIDOS Y GENRALIZADOS… la paralización total del país, de manera GENERALIZADA Y SOSTENIDA.  ¿El régimen no está afectando a todo el país?  Entonces: ¡todo el país debe sublevarse de manera ACTIVA Y SOSTENIDA.  Esa sublevación no incluye la pendejada de tocar cacerola ni de tomar las calles con pancartas alegóricas a lo infrahumano y genocida que es el régimen, pidiéndole a Maduro que se vaya.  ¡Hasta en Katmandú se sabe lo rata que es el régimen de los Castro en Venezuela y lo abominable que son Maduro y sus hienas!  Ya la hora de demostrarle pendejadas al mundo pasó: ¡hace mucho rato!

¿Por qué las REACCIONES DEFENSIVAS son contraproducentes, dañinas, para la liberación de un país por la vía de la sublevación cívica?  Se los voy a explicar claro y raspado.

Se va la luz en todo el territorio nacional por el terrible lapso de TRES DÍAS (o más).  El pueblo, escuchando las directrices de Guaidó, sale a las calles con cacerolas y pancartas y la luz no viene.  Llega cuando al régimen le dé la gana y al cabo de unos días u horas: se vuelve a ir… y los infelices venezolanos vuelven a salir con sus cacerolas y pancartas: ¡y nada!  Por muy acéfalo que sea ese pueblo, llegará el momento – más pronto que tarde – que se dará cuenta que la “estrategia” no funciona mucho.  En consecuencia, ese pueblo se deprime de manera colectiva y la depresión colectiva es el mayor enemigo de un pueblo sublevado… o en proceso de sublevación.

Lo mismo en cuanto a las denuncias.  Guaidó envía una comitiva a la “Corte Celestial”, allá en el cielo, para explicarle a Dios y a todos los santos cómo masacran a los nobles, pacíficos e inofensivos venezolanos en Venezuela… donde no hay luz, no hay agua… no hay gas ni alimentos: ¡ni medicamentos!  Donde las ratas y cucarachas salen por las tuberías por donde debería salir agua potable.  Donde muchísimos niños se mueren a las pocas horas de nacer.  Donde los ancianos se descapitalizaron y ahora pasan hambre, así tengan a los bachaqueros vendiendo harina pan al frente de sus destruidas viviendas.  ¿Y qué hacen en la “Corte Celestial”?  ¡Un carajo! En consecuencia ese pueblo se deprime de manera colectiva y la depresión colectiva es el mayor enemigo de un pueblo sublevado… o en proceso de sublevación.

En otras palabras y en TRES PLATOS: Guaidó está siendo sumamente diligente en DEPRIMIR COLECTIVAMENTE a los pobres, infelices y nobles venezolanos y de una MANERA MISERABLE, REPETITIVA Y SOSTENIDA.

La Guarimba Libertariabien hecha, por ejemplo, es una ACCIÓN OFENSIVA y esas son las acciones que le duele al régimen… y si lo dudan, vean este video que ya hemos publicado dos mil millones de veces:

 

 

Para curarse del terrible mal del alcoholismo, los miembros de Alcohólicos Anónimos tienen que comenzar por aceptar que son alcohólicos, de lo contario NO HAY ESPERANZAS.  El pueblo de Venezuela debe comenzar por aceptar el “berenjenal” en el cual está metido y lo menos que el gran líder puede decirle a ese sufrido y desperanzado pueblo: ¡es que VAMOS BIEN!

Miami 2 de abril de 2019

Robert Alonso

 

Lectura recomendada:

  1. LA VERDADERA OPERACIÓN LIBERTAD
  2. El capítulo de “LA RESISTENCIA” del libro “Cómo se Perdió Venezuela

Robert Alonso Presenta

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