Mi querido Daniel

Cuando te hice el comentario de la amenaza de divorcio que le hiciera la esposa de Lou Dobbs y luego tú comentas lo de la esposa de Nixon, se produjo una situación “difícil” entre La Guarimbera y yo… y te cuento.

Desde antes de conocer a Siomi, en 1972 y estando estudiando en la ciudad de Berlín, donde fui reclutado por un grupo de guerra en contra de los Castro, auspiciada por el entonces-gobierno estadounidense, comencé mi lucha a lo largo y ancho de “los caminos del mundo”, que luego se conoció – históricamente – como “La Guerra por los Caminos del Mundo”, donde atacábamos intereses castristas a través del globo terráqueo.

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Cuando conocí a quien luego sería conocida como “La Guarimbera Mayor”, no le podía contar de mis actividades, puesto que nos advertían que las últimas personas que pudieran conocer de nuestras actividades, eran nuestros cónyuges.

Nos casamos dos años después, en 1974.  Ella siempre creyó que – debido a mis actividades profesionales – tenía que ausentarme por períodos relativamente prolongados.  Todo funcionó muy bien hasta cierto punto.  Muy pronto comenzó a sospechar y llegó, incluso, a pensar que yo tenía una “doble vida sentimental”.  Para hacerte la historia corta, un buen día – cuando ya nuestro matrimonio hacía agua – se me ocurrió explicarle “casi todo”.  No tengo que comentarte su inmensa sorpresa.  Entonces quiso saberlo “todo”, algo que era imposible de relatar: completa y totalmente.

Afortunadamente para nuestro matrimonio y nuestra familia, en 1985, con el fin de la llamada “Guerra Fría”, me “pacifiqué”.  En el año 1989… en medio del “Caracazo”, nos mudamos a la Finca Daktari a medio terminar… sin puertas ni ventanas y con solo uno de los cuatro niveles construido.

Fueron los mejores años de nuestro matrimonio.  Nos dedicamos el uno al otro y a los animales que criábamos en la finca y tuvimos dos hijos más.  Entonces regresó la tormenta con la asonada encabezada – entre otros – por Hugo Chávez, en febrero de 1992.

La situación familiar-matrimonial no terminó de complicarse hasta que en el año 1998 Chávez gana la elección presidencial, cuyo evento me hizo retornar “al grupo”.

Ahí comenzamos a conspirar y Siomi intuyó que regresarían los tiempos turbulentos y me pidió, encarecidamente, que me abstuviera de participar en lo que se perfilaba como una nueva lucha.  Ya tenía 48 años y no estaba para “esos trotes”… pero tenía la experiencia y “el grupo” me pidió, encarecidamente, que me uniera a él.

Ya sabía que nuestros días en Venezuela estaban contados.  Recibimos muchísimos informes de inteligencia que indicaban que nada bueno le deparaba al país… ¡y a la región!  Tomé la determinación, en contra de sus súplicas, de regresar a la lucha, sobre la cual ya te he contado una parte de ella.

La propia Siomi se involucró en los eventos y, con el seudónimo de una tal “Abreu”, comenzó a participar en el único foro que existía entonces vía Internet, llamado “Foro Democrático” (o algo así, no estoy ya muy seguro).

Siomi, siendo nocturna, se quedaba todas las noches, hasta la madrugada, “chateando” en el foro y yo me iba a la cama a golpe de 10 de la noche.  Comenzamos a no coincidir.  Eso produjo una nueva crisis matrimonial que ameritó la ayuda profesional de un psicólogo, quien – en lugar de arreglar el pastel – lo complicó todo.

En el año 2003 ya teníamos todo listo para darle un golpe de estado a Chávez y habíamos creado los postulados y la estrategia de La Guarimba.  Para no pecar, le participé a Siomi… más o menos, en qué consistía el plan y ella montó en cólera.  Había grandes probabilidades de fracasar y de perderlo todo, incluso mi libertad o mi vida.

Entre los temores de Siomi, siempre estuvo en su mente la manera en que el régimen de los Castro produjo las muertes por inanición de su abuela y su tía abuela, quienes fueron confinadas en casa de la primera, porque su yerno – capitán de la marina mercante – abandonó a “la revolución” en Venezuela, en 1961.  Ambas ancianas murieron de hambre y de sed, sin que Fidel les permitiera recibir ayuda de sus vecinos.

Ella no lo pudo soportar y me pidió el divorcio.  Ese mismo año nos divorciamos.

El 7 de marzo de aquel año sería el día de La Guarimba… la primera de las tres.  Ya estábamos divorciados y yo me había mudado de la finca.  Para evitar posibles retaliaciones mayores, en caso de fracasar, le participé a Siomi lo que estaba a punto de suceder y el 26 de febrero le entregué los pasajes para que ella, con nuestros dos hijos menores ( de 12 y 10 años ) abandonaran Venezuela.  En la tarde del 27 de febrero, Enrique Mendoza nos traicionó y esa tarde, a las 6, reventó La Guarimba de manera anticipada, puesto que estaba supuesta a comenzar el 7 de marzo.  Justo ese día Siomi y nuestros hijos estaban volando a Miami.

La Guarimba fue, a pesar de todo, exitosa… pero traicionada por el HDLGP de Pompeyo Márquez, justamente el 7 de marzo.  Pompeyo salió en cadena nacional anunciando el éxito de la sublevación, alegando que ya “el gobierno” se sentaría con la “oposición” para discutir los términos del referéndum revocatorio… que Chávez había advertido que no se llevaría a cabo.  Ese video habría que rescatarlo para la historia.

Desde Miami, Siomi se enteró del fracaso del movimiento y escuchó a Chávez mencionar mi nombre como uno de los organizadores de “la asonada”.

En abril me vi forzado a abandonar Venezuela por los caminos verdes.  La historia de mi fuga la cuento en el capítulo 11 (Los Paracachitos) de mi libro “Cómo se Perdió Venezuela”.  Llegué a Miami, pero por motivos de seguridad no hice contacto físico con Siomi ni con mis dos hijos.  El hijo mayor tenía ya tiempo en EEUU y en Venezuela quedaban mi hija, mi hermano y mis padres, quienes no tenían nada que ver con el complot.

El 9 de mayo de 2004, Día de Las Madres, revienta el escándalo de los “paracachitos”.

 

 

Ese mismo día, ya estando en Miami, recibí una llamada de mi hermana reprochándome por haber, supuestamente, introducido un contingente de paramilitares colombianos en Venezuela, lo que – según ella – ponía en peligro a nuestros padres y a ella misma… si algún día le tocaba regresar a Venezuela.  La mandé a la mierda.  Esa conversación la comento, también, en el mencionado libro.  El resto de mi familia, increíblemente, reprochó mis supuestas acciones bélicas para liberar a Venezuela y me vi forzado a romper con la mayoría de ella… ¡hasta el día de hoy!

La Finca Daktari nos llevó unos 15 años construirla.  Era nuestra única propiedad.  Fue totalmente destruida y en ella masacraron a más de 30 seres humanos, incluyendo a dos hijos de crianza, de 12 y 10 años, respectivamente.  Todos mis empleados, a excepción de uno, fueron masacrados aquel 9 de mayo de 2004, incluyendo a todos nuestroa animales: caballos, perros, gatos… monos, avestruces, cuanaguaros, ¡etcétera!  El régimen abrió las puertas de nuestra finca y la misma fue reducida a polvo y escombros, como podrás corroborar por el video que te estoy anexando a continuación.

Una vez seguro en Miami, reventó la noticia de mi petición de extradición y, de nuevo, se produjo una crisis familiar.

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Afortunadamente la sangre no llegó al río y pude resolver mi problema con la ayuda del entonces-presidente Bush hijo.  Para evitar ser extraditado, Siomi, nuestros dos hijos menores y yo nos refugiamos en el estado de Washington, a pocos kilómetros de Canadá.  Esa odisea está narrada en mi libro “Cómo se Perdió Venezuela”.  Pasamos hambre, frío y sed y sufrimos la incertidumbre de lo que pudiera pasarnos.  Fue una durísima prueba para Siomi y los niños y hubo momentos de mucha tensión.  Ya habíamos perdido nuestro hogar, la Finca Daktari… la cual fue convertida en polvo y escombros, aunque todavía no teníamos información de la masacre.

En noviembre de 2005 nació en Venezuela nuestro primer nieto, Santiago y no pudimos conocerlo y cargarlo hasta diciembre del siguiente año, 2006.   Eso fue tremendamente duro ¨para ella y para mí.

Con la visita de nuestro nieto, las relaciones entre Siomi y yo fueron cambiando y en el año 2008 nos volvimos a casar aquí en EEUU

Sin embargo, yo continué en la lucha cargada de fracasos por diversos motivos, pero Siomi – como sucedió con Patty Nixon – se dio cuenta de que yo estaba signado por la vida para continuar la lucha en diferentes niveles.

En 2008, recién-casado (nuevamente) con Siomi, la volví a abandonar para unirme al equipo que llevó a cabo la campaña electoral del entonces-candidato John McCain.  Ahí hubo un nuevo conato de divorcio.  McCain me había prometido la sub-secretaría de estado para asuntos hispanoamericanos.  Siomi aflojó sus protestas cuando nos invitaron a Washington DC y se sintió más protegida por la posible victoria de McCain.

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Afortunadamente, McCain no ganó porque luego se convirtió en más obamista que el propio Obama.

En enero de 2009 logré organizar una segunda guarimba.   Para tales fines conté con la cooperación de un grupo de estudiantes de la Universidad Metropolitana, pero por falta de disciplina interna, todo fracasó.

Ese mismo mes de enero, Chávez, desde el Campo de Carabobo, amenazó a su plana mayor de “rasparlos a toditos” si permitía que una nueva guarimba brotara en Venezuela.

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2009 fue el año en que publiqué – gratuitamente – “Cómo se Perdió Venezuela”.  Estábamos muy mal de situación económica y a Siomi no le gustó mucho que yo regalara el libro en las redes sociales, sobre todo, porque el libro tuvo mucha aceptación y muchos “hits”.  Para esa época ella estaba trabajando limpiando casas y yo, desde el año anterior, estaba manejando una gandola por todo el territorio estadounidense, que interrumpí, temporalmente, para unirme al equipo de mCcain, pero Siomi  y nuestros hijos comiendo arroz con salchichas todas las noches.

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V.

Llegó 2010 y en el mes de junio mi hija fue secuestrada por funcionarios de la DISIP, amenazándola para que le pidiera a su padre que “dejara la vaina”.

Al día siguiente la sacamos de Venezuela en estado avanzado de gravidez.

En el año 2011, logré infiltrarme en Venezuela a través de los “caminos verdes”, para organizar otra sublevación, pero fui traicionado por uno de los hombres de confianza que tenía en Carabobo:

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A duras penas pude fugarme, nuevamente, de Venezuela.

En 2012 me uní a un grupo de la ultra-derecha conocido como el “Tea Party” y recorrí EEUU alertando a los estadounidenses sobre los fraudes electorales de este país, tratando de evitar que Obama lograra ser reelegido.   Eso no fue del agrado de Siomi y nuevamente tuvimos problemas serios.

 

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En 2014 reventó la segunda Guarimba y nos vimos obligados a refugiarnos en un hotel de mala muerte en el corazón del barrio de los negros en Miami, luego de haber recibido un pitazo del FBI que había una orden para eliminarme.  Eran los tiempos de ZELLO y estuve muy activo a través de esa aplicación.  Fue durante esos días y desde el cuarto de aquel hotel, que publiqué el video de “El Carrazo”.

 

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Por aquellos días participé en una importante reunión con mis compañeros cubanos de lucha de muchos años.  La reunión fue infiltrada por un agente de Castro y en marzo de 2014, el conocido comunista canadiense-francés, Jean-Guy Allard lo publicó todo en su portal.  Eso aterró a Siomi por dos motivos.  En primer lugar, porque la reunión fue hecha pública y en segundo lugar, porque me veía – nuevamente – involucrados con los “compañeros de antes”.

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Al fracasar esa sublevación, gracias – una vez más a la traición de la “oposición” – me alejé de la lucha frontal y me dediqué a reconstruir mi vida familiar y profesional.

Ahora, en el año 2019, apareces tú y a través de ti he podido ir diluyendo parte de una historia propia, pero íntimamente ligada a la historia contemporánea de Venezuela, aunque no toda la historia puede ser contada, al menos no por ahora.

¿Por qué te escribo esto?  Porque me gustaría que hicieras una “conversa” con Siomi para que ella pueda echar parte de su historia… la que ella puede contar.  Sería como hacerle un homenaje a su tragedia, a su sufrimiento: ¡a su sacrificio!

Tanto ella como yo… como sabes, somos cubanos, pero somos cubanos “de los buenos”.  Nuestras familias emigraron a Venezuela para crear fuentes de trabajo y aportarle a la sociedad.  Es bueno que nuestros seguidores sepan que hay cubanos que quieren a Venezuela libre y que lo han dado todo, menos su dignidad y sus vidas, por esa bella patria, favorecida por la Creación.

Aquí te he proporcionado el material que necesitarías para comenzar la “conversa”.   Estoy seguro de que sería un “hit”.   No sé… tal vez quienes no han sufrido tanto encuentren en esta historia una consolación justificable.

Un fuerte abrazo,

Robert

 

Nota.  Aunque se pase de la hora, me gustaría colocar los videos como material de apoyo

Robert Alonso Presenta

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