La trampa constitucional

 

Feb 09, 2019 – A mi juicio y entender, la “oposición” venezolana se entrampó al pretender defenestrar la tiranía “madurista” de los Castro en Venezuela, por la “vía pacífica constitucional y electoral”,.  No sé si esa “oposición” (del “chavismo originario”) calculó mal… o lo hizo a exprofeso: ¡sin querer-queriendo!

En la Cuba de mi infancia, conocíamos un molusco al que llamábamos “macao”, que cuando nos “mordía” con sus muelas, había que pegarle fuego en el culo para que nos soltara.  No había forma ni manera de liberarnos de ese bicho por otra vía y así pienso que hay que liberarse del narcocastro-estalinismo internacional.

Uno de los errores (si es que fue un error y no una estrategia) de basarse en la fulana constitución –  además de legitimar a ese adefesio en cuyo contenido existen varios artículos que justificaría un sistema de comunas – es lo difícil que será cumplir con el “artículo mágico”: el 233.  ¿Qué dice el tal artículo?

Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional”. (Nota:  los errores ortográficos son de quien redactó y publicó la constitución, no de Robert Alonso Presenta”)

Ya se ha comentado, hasta la saciedad, que en el escenario de la Venezuela actual, NO HA HABIDO una “falta absoluta” de presidente alguno.  Lo que ha habido, hay… y posiblemente seguirá habiendo, es un USURPADOR, un títere con DOBLE NACIONALIDAD, colocado por el “pequeño y paupérrimo imperio” que ocupó a ese país sin la necesidad de haber tenido que hacer sonar un solo triki-traki, ni de derramar una sola gotica de sangre: ¡el de los Castro!

Esa “oposición” está pretendiendo jugar béisbol contra un contrincante forajido y tramposo que aplica las reglas del fútbol.  Un bando está en la frecuencia FM y el otro, en la AM y así jamás se llegará a una solución favorable para el pueblo venezolano.

El fulano artículo 233 dice CLÁRAMENTE, que ante esa “falta absoluta”, donde NO EXISTE UN PRESIDENTE, porque – entre otras guarandingas – abandonó la presidencia, se volvió loco o murió, el presidente de la asamblea nacional debe asumir la presidencia por el CORTO PERÍODO de 30 diítas: ¡nada más!  Ajá… pero eso sería contando con varios factores, que en Venezuela no están dados.  Eso sería contando con que el presidente encargado sea reconocido, ya no tanto por el mundo exterior, sino por los estamentos institucionales del estado venezolano y muy particularmente: ¡por el estamento militar!  Tal cosa no se ha producido.  Por otro lado: la necesidad de contar con un árbitro electoral (CNE) probo, transparente e independiente.  Sabemos que tal “animal”: ¡no existe en Venezuela!

 

 

 

¿Entonces?  ¿En dónde está parada esa “oposición”?  ¡Está parada sobre una delgada capa de hielo!  Con el tiempo se acerca el verano y cuando ese hielo se derrita: ¡adiós luz que te apagaste!  Tiempo es lo que le han regalado a la tiranía narcocastro-estalinista en Venezuela, esperando por el “recalentamiento global”.  Mientras tanto, todos esos países que dicen no reconocer a Nicolás Maduro como presidente constitucional de Venezuela, no rompen relaciones diplomáticas con su régimen  y – en el fondo – reconocen a quien actualmente levanta el teléfono de Miraflores.

Ese “presidente interino” podría convertirse, a partir del 23 de febrero y según “La Bicha” (la constitución bolivariana), en un USURPADOR y pudiera ser defenestrado por los mismos que hoy lo apoyan, como una manera de “botar tierrita y no jugar más”.  El juego pareciera trancarse, constitucionalmente.

A mi juicio y lo he venido advirtiendo desde el año 2003, el régimen de los Castro en Venezuela solamente sale por la vía de una sublevación cívica que pudiera llamar a una implosión militar o a una intervención multinacional.  Pudiera también salir por una implosión militar sin la participación del pueblo o, en su defecto: por una invasión militar extrajera al estilo de Panamá.  De lo que sí creo estar absolutamente seguro es que Maduro no caerá con “cabildos abiertos“, marchas, leyes y discursos.

Esa última opción, la de una invasión militar al estilo de Panamá, pareciera alejarse del panorama venezolano a juzgar por varios indicativos.  En primer lugar, las advertencias de China, Rusia y Turquía, entre otros países de mayor o menor importancia, dentro de ese tablero de ajedrez mundial.  En segundo lugar, debido a la galopante propagación de una perniciosa “opinión pública” dentro de Estados Unidos.  En tercer lugar, las declaraciones del Grupo de Lima en cuanto al rechazo de una intervención armada en Venezuela, indican que si bien esos países que conforman al grupo (a excepción de México), reconocen a Juan Guaidó como el presidente interino: advierten el rechazo a una posible intervención militar en ese país.

 

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Por último, aunque pudiera haber muchos más factores de importancia, tenemos los nuevos mensajes “diplomáticos” por parte del gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, tomando en cuenta su blandengue mención a la crisis venezolana en su discurso del pasado 5 de febrero frente al congreso “americano” y, por si fuese poco, las contundentes declaraciones de Kimberly Breier, subsecretaria de estado para asuntos del hemisferio occidental, en cuanto a que su país descarta el uso de la fuerza para hacer llegar ayuda humanitaria a Venezuela.  Como diría la recordada Abuela Carmelina, QEPD: “quien no puede (¿o no quiere?) lo poco, no puede (¿o no querría?) lo mucho”.

Si el pueblo no se levanta en sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida… me temo que tendremos a los Castro en Venezuela por muchos años: ¡depredándola y destruyéndola aún más!

9 de febrero de 2019

Robert Alonso

Robert Alonso Presenta

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