Plaza Altamira Parte II

Ene 12, 2019 – El pueblo de Venezuela tiene una memoria corta ¡muy corta! Casi nadie se acuerda ya que en el mes de octubre de 2002, 14 altos oficiales procesados por su participación en el supuesto golpe de estado del 11 de abril, se declararon en desobediencia militar, llamaron a la desobediencia civil y pidieron la renuncia del presidente Hugo Chávez.

Los militares justificaron su acción basándose en el artículo 350 de la constitución bolivariana, llamada – cariñosamente por Chávez – “La Bicha”, la cual – en teoría – “permite desconocer cualquier régimen o autoridad que contraríe los valores y principios democráticos o menoscabe los derechos humanos”.

Yo fui uno de los que se emocionó enormemente con aquella gesta patriótica y valiente. Dos o tres días después me fui con mi familia a rendirles tributos a aquellos oficiales, quienes – desde una tarima en la Plaza Altamira – firmaban autógrafos y banderas. Luego se les fueron uniendo más y más oficiales y soldados de timbiriche… uno de ellos: un cabo de apellido Colina, que hoy se la pasa martillando en Miami y que fuera ordenanza (cachifo) de “El Cuervo”.

Pasaron dos, tres… cuatro semanas y comencé a pensar mal. ¿Cómo era posible que los Castro permitieran tal maroma? ¡Imposible! Eso no tenía sentido alguno. Muchos oficiales salían de la plaza y daban conferencias. Tuve la oportunidad, en la urbanización de Prados del Este (en Caracas), de dar un “conversatorio” en compañía del General Medina Gómez, el oficial de mayor antiguedad de los que estaban encaramados en la tarima de la plaza. Ahí conocí al General “Bombillito de Plaza”, Néstor González-González.

Encaramado también en la tarima de la Plaza Altamira, solíamos ver a Orlandito Urdaneta: hoy más desubicado que cucaracha en baile de gallinas.

Sí… hubo un portugués que arremetió contra la plaza. No sabemos si por órdenes del régimen. Dicen que hoy está disfrutando en una embajada, sabrá-Dios-dónde. Pero en general el régimen de los Castro ignoró a estos “patriotas”, quienes poco a poco se fueron mermando con el tiempo. Cada día eran menos los que acudían a la plaza a cantar el himno nacional con los “sublevados”… al punto en que al final-final, quienes único escuchaban el canto de los “desobedientes”, eran los borrachitos que desde antes de la “sublevación” hacían vida común en el sector.

Aquellos eventos me vinieron a la mente a raíz del guateque montado ayer por cuatro gatos de la fulana Asamblea Nacional Bolivariana, bajo el remoquete de un “cabildo”, donde dicen que Juancito Guaidó se “juramentó”, abstractamente, como presidente interino de Venezuela… mientras tanto.

El régimen de los Castro, “por ahora”, lo ignoran. ¿No será que le espera el mismo tratamiento de indiferencia aplicado a los oficiales “desobedientes” de La Plaza Altamira? Si la guarandinga sigue como hasta ayer… podrán hacer “cabildos” todos los santos días, que al régimen le resbalaría por la pendiente de la indiferencia. Al final del día, serán los borrachitos quienes acompañen a Juancito Trucupey en sus “cabildos”.

Por cierto… luego del show de los oficiales “desobedientes”, hicimos una investigación y descubrimos que, al menos, el 30% de aquellos oficiales que se encaramaron en la tarima de la Plaza Altamira, eran afectos al régimen: ¡infiltrados!

Miami 12 de enero de 2019

Robert Alonso

Robert Alonso Presenta

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