Cuando los Años Pasan

Mi abuela Carmelina, QEPD, solía decir: “¡tiempos pasados siempre fueron mejores!”  ¡Qué razón tenía mi adorada y recordada abuela, quien murió en su exilio de Caracas, faltándole meses para cumplir los cien años… con su mente lúcida y los recuerdos latentes e intactos!

Fui “testigo de excepción” de aquella tarde, hace unos días, cuando “las niñitas” de la Quinta  y Cuarta Promoción del Mater Salvatoris (Ora pro Nobis), se reunieron, virtualmente, observando la debida cuarentena (a causa del Covid 19), para recordar y revivir aquel concierto de “La Carrera del Sol” (“¿La Carrera de Sol?”), acaecido en el Colegio San José de Tarbes del Paraíso, en la añorada, recordada y amada ciudad de Caracas: ¡hace ya medio siglo!

 

Cuando los Años Pasan

Desde que nuestro hogar, “La Finca Daktari“, fue convertida en polvo y escombros – en mayo de 2004 – no me había sentado a tocar piano.   El que teníamos en nuestro piano bar de la finca, fue echado por un barranco por la turba que destruyó y saqueó nuestra casa, donde crecieron nuestros dos hijos mayores y nacieron los dos menores.

Un día, en el año 2005, un gran amigo de mi padre, el Dr. Felipe García, me invitó a pasarme unos días en su casa de Jacksonville (norte de La Florida) y, ¡oh sorpresa!: ¡había un piano!  Luego de muchas horas con Felipe, hablando de los buenos tiempos pasados en nuestra añorada Cuba, me levanté una madrugada y le escribí a “Siomi” una canción dedicada al paso de los años; por toda la sangre, sudor y lágrimas que tuvo que soportar desde el día en que se atrevió a presentarse ante el altar con quien hoy les escribe, aunque les puedo asegurar que ni Siomi ni yo hemos tenido un solo segundo de aburrimiento, que creo es lo importante en un matrimonio: ¡siempre ha habido acción!.   Sin embargo, “Cuando los Años Pasan“.  Muchas cosas pasan: ¡cuando los años pasan!

Ha pasado medio siglo y muchas de Uds. – “las niñitas” – se han empeñado en mantener vivos los recuerdos de cuando todos éramos felices: ¡pero no lo sabíamos!  Entonces me acordé de la canción que le dediqué a “Siomi“: “¡Cuando los Años Pasan!

Cuando los años pasan, quedan vivos los recuerdos (o partes de ellos), de un pasado feliz, que al recordarlos se convierten en dolorosos.  Solía decir también mi abuelita Carmelina, QEPD: “¡qué tristes son los recuerdos… cuando desgarran el alma!

Conclusiones

La  primera conclusión a la cual llegué es que “Siomi” y yo no estábamos solos en este mundo de locos:  al revisar vuestros recuerdos, pensé: ¡cuerda de locas!  ¿Será que el agua de los bebederos del Mater estaba contaminada?  Bueeeee… no: no estudié en el Mater, a Dios gracias y el loco me pega duro por otras fuentes.

Luego, en segundo lugar, pensé – de momento – que “El Alemán” las estaba rondando a todas: ¡”Siomi” incluida!  Revisando los comentarios que publicaré a continuación, me he dado cuenta de que – al final – ninguna de Uds. saben qué cantaron, si eran “niñas o niños“, quièn  o quiénes tocaron el piano, quién se peleó con quién, quién mordió a quién, qué colegio ganó el certamen… y en qué lugar quedaron y quiénes de Uds. recuerda el evento completo.

Nada extraño.  Cuando los años pasan, algunos recuerdos se borran, pero queda la esencia de lo vivido y el recuerdo global de lo felices que fuimos, cuando no teníamos la más mínima idea o sospecha; ¡de cómo nos caería la noche!

No sé quién me había dicho que la Madre Baró y el Padre el Padre Gazo habían colgado sus respectivos hábitos, habían contraído matrimonio: ¡y se habían divorciado, luego de 7 años de unión marital!  No voy a preguntarles aquí por la veracidad de esa “noticia“, porque lo más seguro es que ninguna de Uds., las “niñitas“, lo sepan, se enteraron:  ¡o se acuerden!

 

Controversias

Le pedí a “Siomi” que me relatara los hechos y ella, “vieja al fin“, no tenía todas las piezas del rompecabezas en su mente, pero me prometió que enviaría una nota genérica al grupo de “Ubuntu” para mayores detalles: ¡provocando un soberano “arroz con mango“!

El Arroz Con Mango

 

En medio de esta cuarentena, “Siomi” nos estaba preparando un pollo al strogonoff, que lo hace muy sabroso; fue entonces cuando se produjo la llamada de un reducido y exclusivo grupo de las “ubuntus”.   De más está decir que el pollo nos lo comimos frío.

Al terminar la sesión con sus “niñas”  (yo les llamo “sus amiguitas“), le pedí que buscara toda la información para hacer un escrito, ya que en esta cuarentena me ha dado por escribir más de la cuenta.  Fue así cómo se comunicó con el grupo de la siguiente manera:

¿Cuáles colegios participaron?

Todavía no sé bien cuáles fueron los colegios de monjas que participaron en “La Carrera del Sol” (¿o de Sol?).   Siomi  recuerda que fueron cinco, pero se olvidó de uno: El Sagrado Corazón, el Mater, El San José de Tarbes, El Mérici… ¿y el quinto?  Bueno, nosotros los taurinos decimos que “no hay quinto malo!”  Mi hermanita, por ejemplo, no participó en el evento, a pesar de estudiar en un colegio de monjas: ¡que no le sirvió de mucho!  Jajajajajaja…!!!

¿Qué cantó El Mater?

No hay “evidencias históricas” de lo que el grupo del Mater cantó.  Como “crónista e historiador del evento”, podría inferir que “las niñitas” cantaron un popurrí de canciones criollas y otro de canciones internacionales.  Al parecer escogieron las canciones de “La Novicia Rebelde”  (“The Sound of Music”).  Tal vez este clip les pueda aclarar a “las niñas” lo que cantaron en el festival:

 

Por cierto, “The Sound of Music” (La Novicia Rebelde) fue un famosísimo musical  producido por Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II con libreto de Howard Lindsay y Russel Crouse. La película está basada en el libro de la austríaca María von Trapp: La historia de los cantantes de la familia Trapp, basada en eventos reales de la familia austríaca, los Trapp, durante la II Guerra Mudial y de cómo tuvieron que escapar de su tierra natal en busca del necesario oxígeno de libertad.  Llegó a las pantallas en Venezuela en el año 1962.  Mi familia la fue a ver en el Cine de San Bernardino.  Cuando comenzó la canción “Edelweiss”, mi madre no pudo aguantar y salió del cine llorando, porque encontró la historia de la familia Trapp muy similar a la de la familia Alonso, como a la de muchas familias cubanas, entre las que se encontraba la familia Etcheverry de Siomi.  No pudo imaginarse mi madre que sería igual a las de  muchas familias venezolanas: ¡52 años más tarde!

He publicado arriba un collage con las canciones más populares de la mencionada película, con la intención de refrescarles las memorias a “las niñitas” del Mater.

Anita Hurtado, me consta, es una connotada cinéfila.  Escribió la siguiente nota: “nuestra infancia fue marcada por esa maravillosa película – La Novicia Rebelde – y por eso escogimos esa canción. Yo, particularmente, la he visto miles de veces“.   No.  Poco sabía esa generación de Anita, de “Siomi” y del resto de “las niñitas“, lo mucho que esa película marcaría a la familia venezolana, décadas más tarde.  ¡Vuélvanla a ver hoy!

¿Había un piano?

Se habla de la existencia de un piano, pero hay controversias al respecto.  Anita asegura que ella no tocó el piano, es más: ¡no se acuerda de que hubiera un piano! Tampoco Myriam se acuerda del dichoso piano. Lo que sí recuerda Myriam, es que Laly dirigía “la canción”: ¿cuál canción?  Laly, a su vez, advirtió que ella no dirigió nada: solamente cantó e hizo la coreografía.  Luego, un ratico más adelante, Myriam se acordó (y así lo declaró por escrito) de que, en efecto, había un piano que tocaron a cuatro manos; supone que fue la canción tirolesa, pero no se acuerda de las manos (cuatro), que la tocaban en el dichoso piano. Myriam estaba confundida, porque – por un rato – pensó que las manos eran las de Morella y Verónica.  Trataron de involucrar a Anita en eso de tocar el piano: ¡pero Anita no toca ni la puerta!

Las Parejas

Para interpretar las canciones tirolesas de “La Novicia Rebelde”, “las niñitas” del Mater se presentaron en “parejas”.  Unas eran “niños” y otras: “niñas“.  El problema radica en que ahora no todas se acuerdan de qué estaban disfrazadas: si de niños o de niñas.  Algunas tampoco se acuerdan de quiénes eran sus parejas.

La compañera de Morella era Verónica Ortega y Valentina da fe, porque se acuerda que Morella y Verónica eran pareja… lo que no sabemos quién era “el niño” y quién “la niña”; Valentina, que no se acuerda quién fue su pareja, se acuerda que ella era “niña”: ¡menos mal!

Myriam, por su parte, tiene una idea vaga en cuanto a que su pareja fue Nella Aveledo. Laly sí se acordó de algo: participaron en un concurso que – según Siomi – se hizo por Radio Capital, con la conducción de Napoleón Bravo, a quien hay que interpelar al respecto.  En ese concurso, “las niñitas” del Mater ganaron el primer premio y fueron invitadas a bonchar en una discoteca, cuya ubicación nadie recuerda, aunque según Myriam, pudo haber sido la Discoteca Blow Up. Y yo me pregunto: ¿con 16 y 17 años? ¡Horror!

None no recuerda quién fue su pareja o “parejo”, aunque se acuerda de que ella era “niñó” y se lamentó de que no hubiera fotos; de lo que sí se acuerda None fue del “Mordisco de Bayardo “, del cual hablaremos, plenamente, más adelante.

La pareja de Marinor, según ella, era de apellido Araujo. Coco tiene idea de que su pareja fue Marisol Gómez. Anita preguntó si su pareja pudo haber sido Mariana García, una “niña” de cuarto año de bachillerato, es decir: ¡de la sexta promoción!

Las “niñas”, por cierto… parece que las colocaban delante del coro.

Napoleón

“Hola niñitas! – escribió Siomi – Hablé hace un ratico con Napoleón Bravo. Me dijo que él recuerda que fue el animador del festival un solo año.  A lo mejor Yuya puede corroborar si fue en el que participamos nosotras. Yo me inclino a pensar que fue así, porque después fuimos a su programa”.

“Me dijo Napoleòn que, lamentablemente, no tiene nada guardado; se rio mucho con el cuento que nos quedamos sin ir a la discoteca y se sorprendió al saber que Bayardo se cayó a golpes con el novio de Estelita cuando Coco la mordió”

Finalmente me dijo que cuenta con que le mandemos la publicación de Robert (¡Horror!). También me recordó que me reitera sus condolencias por estar casada con “El Loco” y que cuenta con que lo invite a inaugurar la estatua cuando esté terminada. Escuchen la conversación.

Las Vencedoras

Luego de haberle echado sus merecidas flores a Ana María, una de “las niñitas” más dulces de aquella famosa “Quinta Promoción” del Mater Salvatoris (Ora pro nobis), pasaré a comentar el misterioso tópico de “las vencedoras”. No está claro cuál colegio venció: ¡aunque todas vencieron!

 

Quien mayores y más certeros recuerdos al respecto, lo parece tener Morella, porque dijo estar segura de que el primer puesto lo ganó el San José de Tarbes de La Florida, el segundo lo ganó – según Morella – el San José de Tarbes del Paraíso y cree (aunque no está segura) que “las niñitas” del Mater lograron el tercer puesto, algo que Valentina puso en duda, ya que – para ella – el tercer puesto se lo otorgaron al Sagrado Corazón.   Marinor, sin embargo, publicó su teoría: en la canción extranjera llegaron de segundas y en la canción venezolana, de terceras. Myriam estuvo de acuerdo con Marinor. Según Myriam en lo que sí arrasaron “las niñitas” del Mater: ¡fue en el vestuario!

 

 

Morella advirtió que el evento fue organizado por el colegio San José de Tarbes: ¡no en balde ganaron! Según ella, Morella, el colegio Cristo Rey ganó con “Moonshadow”, de Cat Stevens

Sin embargo, ahí hubo una incongruencia, porque Myriam alegò que El Sagrado Corazón ganó el primer día con la fabulosa canción (una de mis favoritas) de Frankie Valli & The Four Seasons, “Te llevo bajo mi piel” (I’ve got you under my skin)

 

 

Frankie Valli, era conocido por su poderosa voz inusual de falsete y se hacía acompañar por un grupo llamado “The Four Seasons”. The Four Seasons fue una de las dos únicas bandas estadounidenses (la otra fueron los Beach Boys) en disfrutar de un gran éxito en las listas antes, durante y después de la Invasión Británica. ​ La alineación original de la banda fue incluida en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 1990, y se unió al Salón de la Fama de Grupos Vocales en 1999.   Es uno de los grupos musicales más vendedores de todos los tiempos, habiendo vendido aproximadamente 100 millones de discos en todo el mundo.

 

Yuya

Yuya disfrutó muchísimo aquel evento, desde la perspectiva del “backstage”.  Fue, para ella: ¡fantástico!  Abogó por mantener viva la memoria, aunque las memorias de “las niñitas” estén un poco fallas… digamos: ¡chimbas!

Guardo gratos recuerdo de Yuyita. Ella era novia de Ricardo Miranda, con quien casó y tuvo prole.  Eran un poco menores que nosotros, pero se reunían – con Ricardo – en casa de su prima-hermana: None.  Yo la veía tan chiquita… tan indefensa e inofensiva.  Cuando creció: ¡se convirtió en una “generala de siete estrellas”!  No es de extrañar que haya sido el génesis de aquel festival y menos de extrañar que lo supo llevar a buen término.

Muchas de “las niñitas” no se acuerdan o no sabían que Yuya había sido la creadora de aquel festival que hoy recuerdan con añoranza.   Valentina, por ejemplo, aseguró que tenían que pasar todos esos años (¡medio siglo!), para que muchas se enteraran de que Yuya fue una de las artífices de ese festival. Muchas también aspiran a que Yuya, ahora después de maduritas: ¡las lleve al estrellato!

La historia de Yuya es la siguiente.  Para aquellos años, ella estaba en el San José de Tarbes, cursando su 4to año de bachillerato. Era la presidente (¡que raro!) del “Club Misional”.  Junto a una compañera llamada Lupe Guinand, entre otras, inventaron el festival para recaudar fondos.  Ella, Yuya, no cantó, pero estuvo detrás de bastidores en el montaje, haciendo las invitaciones, los programas y buscando el local ideal, que resultó ser el San José de Tarbes del Paraíso.

Laly fue una de las que no conocía esta historia y le agradeció muchísimo a Yuya por haber organizado el evento.

De organizar eventos musicales y dirigir una fundación benéfica: ¡Yuya saltó a la política!

¡ YUYA PRESIDENTE Y MARINOR: SU ASISTENTE !

El Mordisco de Bayardo…!

El “Main Event” de aquel evento, al parecer… y por lo que pude observar leyendo los comentarios de “las niñitas”, fue “El Mordisco de Bayardo”, aunque – a decir verdad – no sabemos quién mordió a quién: ¿o a quiénes? No sabemos si fue Coco quien mordió a la pobre Estelita o viceversa. Tampoco pudimos comprobar si Coco mordió a Bayardo o fue al contrario. Lo cierto es que “El Mordisco de Bayardo” fue para “La Carrera de Sol”, como lo fue “El Peo de Atanasio” para el pequeño pueblo de Aibonito en Puerto Rico.

 

 

Bayardo Guevara, QEPD (murió, al parecer, hace varios años), era hermano de una gran amiga nuestra de Playa Azul: Tulín Guevara. Parece que al “Bayar” (como dicen que, cariñosamente, lo llamaba Coco, entre mordiscos y mordiscos) le gustaba la pelea. Ahora no está claro con quién peleó y, sobre todo: ¡por qué o por quién!  Se ha comentado, someramente, un intercambio, no-muy-amistoso entre Bayardo y Kike Betancourt, algo que no ha podido ser confirmado.  También se comenta que Bayardo estaba “atacando” a Estelita.

Según Siomi, ella estaba al lado del “Bayar” cuando comenzó la pelea: ¡y casi la tumban! De haber perecido Siomi en el evento, me hubiera dejado viudo: ¡antes de conocerla!

Jamás conocí a Bayardo ni lo vi en persona, pero debió haber sido de baja estatura, porque según Coco, ella le llevaba al Bayardo – quien en su momento “le echó los perros” – dos cabezas.  Coco, por su parte, no tiene (o dice no tener) la más mínima idea de con quién se peleó “El Bayar”, pero sí recuerda que hubo una pelea… pelea que terminó en los anales històricos de “las niñitas” de la Quinta y Cuarta promoción del Mater Salvatoris (Ora pro nobis).

A pesar de no haber mucha información respecto del “match”, todas “las niñitas” (o muchas de ellas), se mostraron tremendamente interesadas por el chisme, lo que me hace pensar que a “las niñitas” les gusta el teque-teque.

Pero el asunto no queda allí. Según Morella, fue Coco quien produjo la famosa mordida, pero no fue a su pretendiente Bayardo: ¡fue a Estelita! Asegura Morella que Coco le tenía envidia al suéter de la pobre Estelita. Por otro lado, “alguien” comentó que Coco no le tenía envidia al suéter: ¡le tenía envidia al pelo y al peinado de Estelita!

Para None no fue así. Según None, que con los años se convirtió en con-cuñada de Coco, esta última mordió al desdichado Bayardo. “Creo que fue en la oreja”, aseguró None. Laly desmintió a None. Según Laly, fue Coco quien mordió a Estelita, porque ésta era muy popular entre “las niñitas” de la Quinta Promoción.  Estelita siempre defendió a sus compañeritas y jamás les “echó paja” con las monjas… de ahí la envidia de Coco, según Laly.

Por su parte, Myriam les agradece al destino y a la providencia que todas ellas – ¿salvo Coco o Estelita? – sobrevivieron a los mordiscos… al menos a los mordiscos que se produjeron en aquel famoso evento, que hoy tanto nos ocupa. Sin embargo, hizo énfasis en preguntarle a Coco si a ella la mordió alguien.

Anita aseguró, en una escueta nota, que el incidente de la pelea y del mordisco, no tuvo que ver nada con el festival ni con ella, por lo que sugirió dejar la anécdota para otra ocasión, aunque reconoció que, en efecto: ¡hubo una pelea! Nos recomendó que le preguntáramos a Coco para obtener mayor información al respecto.

Alguien quiso involucrar a Anita en la pelea, porque ella – hacía ya tiempo – había estado saliendo y había dejado de salir con Kike Betancourt y la disputa entre éste y Bayardo, supuestamente y según esa malsana versión, fue por Anita… “La Huerfanita”. Parece que nada tuvo que ver Anita en el turbulento escándalo, pero al ser hermana de Coco, pensaron en ella como la causa de la disputa que terminó en un gran e histórico mordisco: ¡o en varios! Yo, desde la distancia y luego de analizar los hechos y las evidencias circunstanciales, tiendo a creer que “alguien” y Bayardo se estaban disputando a Coco (¿o a Estelita?) quien, por cierto… como Anita: ¡tampoco toca piano!

Al final None concluyó que se rió mucho con el cuento del mordisco de Bayardo… de Coco o de la pobre Estelita y para ella – para None – el chisme del mordisco fue lo mejor de la velada virtual.  Bueno… si lo comparamos con la práctica vía Internet de “las niñitas”: ¡cualquier cosa hubiera sido mejor! Jajajajajajajaja…!!!

Por cierto, el misterio del mordisco quedará en la incógnita, tal y como quedará en suspenso el supuesto matrimonio entre La Madre Baró y el Cura Gazo.  Ese cuento pudiéramos compararlos con el “legado de Chávez” que mencionó, en su momento, la Lilian Tintori.

Las Amistades

El tesoro de aquellos tiempos es la gran amistad que quedó y que ha sido alimentada durante más de cinco décadas. Hay recuerdos imborrables, por ejemplo, el que perdura en la memoria de Myriam de aquel día en que le pidió a Siomi que le transcribiera la letra de “Bridge Over Troubled Waters”:

A lo largo de los años he tenido la suerte de ir conociendo, poco a poco, a muchas de estas “niñitas” con sus respectivos “parejos”. Ya en nuestro exilio de Miami, hemos podido compartir con muchas de las viejas amistades nuestras, de la época del Mater.

Hemos almorzado con None y José Enrique en El Floridita, un restaurante cubano, donde se come excelentemente.  Luego, aunque la comida no fue nada espectacular, la compañía sí…  no hace mucho almorzamos con Anita y Mauricio en un restaurante jamaiquino, al norte de Miami.  Me consta que en esa oportunidad: ¡nadie mordió a nadie!

Laly, su consorte Federico; María Celeste (alias “Coco”) con su consorte “Chucho”; None y su hija menor, Cristina; Carla (QEPD) y César, Siomi y yo, para celebrar el comienzo del año 2019, disfrutamos de un suculento hervido criollo en el “deck” de Serendípity, donde todas “las niñitas” están invitadas.

 

Anita, Mauricio, None, José Enrique, Siomi y quien suscribe, disfrutamos de un extraordinario paseo a “Cayo Hueso” (Key West).  Doy fe que en ese paseo tampoco hubo mordiscos, lo que sí hubo fue una soberana pea que se echó “la niñita Siomi”, luego de unos cuantos “mojitos cubanos”, la cual podrán disfrutar si terminan de ver el largo video.

 

“Las Niñitas”

Habrán notado, creo, el énfasis que a lo largo de esta publicación he puesto en “las niñitas”. Tiene una explicación histórica.

En 1966 (hace la bicoca de 54 años), viví unos años con una familia de agricultores estadounidenses en el pueblo de Deer Park, estado de Washington, frontera con Canadá.

En el verano de 1967, mi familia “americana”, los Losh ( a la cual adoro màs que a mi familia biològica) junto a varios matrimonios que se acababan de retirar y, por ende el grupo tenía un promedio de 65 años cumplidos, hicimos un viaje por carro a Canadá y recorrimos las Montañas Rocosas del sur canadiense. Aquellos “viejos”, que entonces tenían cinco años menos de los que hoy tengo yo, llamaban a sus esposas “the girls” (“las niñas”).  A mí, que entonces tenía 17 años, me sonaba gracioso eso de llamar “niñas” a la catarata de “viejas” del grupo.

¡Qué cosa tiene la vida! ¡Cómo hay que vivir por ver!”, solía asegurar mi abuela Carmelina, QEPD. Cuando los años pasan, Uds., para nosotros, siempre serán “las niñitas”.

Pero ojo: aquellos “viejos” tenían energía.  Todos los viernes se iban a bailar “square dancing” en las Montañas de Spokane… en un galpón sin sillas ni mesas, por lo que había que echarle, literalmente: ¡ mucha pierna!

Los bailes comenzaban a las 7 de la noche y terminaban a las 11.  No se servía caña. Los tragos eran llevados – a escondidas – por “las niñas” (“the girls”).  Cuando sentían ganas de echarse un “tanganazo”, salían (en un invierno infernal) al frío del estacionamiento (a veces hacía menos 40 Fahrenheit) y se echaban un trago… usualmente un coctel que preparaba una de “las niñas”: ¡que sabía a medicina para la tos!

Juventud Divino Tesoro

Comencé a sentir los años, cuando hice mía la famosa poesía de Rubén Darío: “Juventud Divino Tesoro”.

Juventud, divino tesoro… te vas para no volver. Cuando quiero llorar no lloro: ¡y a veces lloro sin querer!

Con el mayor cariño hacia “las niñitas” del Mater Salvatoris (Ora pro nobis),

Robert Alonso

Miami 21 de abril de 2020

Robert Alonso Presenta

Web page Views: 813